Más allá de las líneas específicas de que disponen algunas marcas convencionales de lencería (y no muchas) existen otras dedicadas al cien por cien a este tipo de consumidoras. La investigación de los calcetines sobre el Bisfenol A que encabezó Olea, por ejemplo, hizo que un grupo de expertos de la Unión Europea se reuniese para debatir sobre su uso, aunque sin grandes resultados.