Lo que comenzó como una afición de un economista especializado en comercio exterior que coleccionaba camisetas antiguas y lanzó su web en 2007, ahora es un negocio que facturó casi 300.000 euros en el último año y está en los umbrales de la rentabilidad. No fue hasta los primeros años del siglo XXI cuando se igualó el criterio, permitiendo así además una costumbre estadounidense que es la de retirar como homenaje a un jugador destacado su número, camiseta de uruguay impidiendo que el mismo pueda ser usado en un futuro.